miércoles, 24 de octubre de 2012

Pesadilla de personas.
Ojalá Walt Disney levantara la cabeza y os diese una patada a todas en el culo.
Cómo odio a los artistas, qué afán de protagonismo, cuánta falsa modestia, qué conceptualismo más desgastado. 
Y mira que yo soy insoportable, ¡mira que lo soy! y una marimandona, y tengo que organizarlo todo, y te cuento mis ideas 458 veces.
Pesaos, que sois unos pesaos, y pisaríais a  vuestra madre por hacer satisfacer vuestra necesidad de adulación. Y adular, ¡cuánto aduláis! sin tener en cuenta a quién, ni cómo, ni por qué.
Ciegos todos entre vosotros, menudo obra de teatro os montáis para sentiros bien.

Que se pare el mundo, que yo me bajo, que en este circo clasista  no quiero estar.  Que me voy a dedicar a hacer zuecos suizos, como los de Heidi, y a la mierda la creatividad y ese falso concepto de originalidad.

¡Si yo no quiero exponer! paso de las galerías, libros de artista, prácticas en empresa, favores de profesores.... ¿trabajar en un estudio? Por dios, ¿os estáis oyendo? ¡Buena suerte!
Que seguramente acabaré haciéndolo, pero con 21 años aún me queda algún que otro sueño en mi cabeza, por suerte o por desgracia, y es prioritario a trabajar con un lápiz y papel.
Que eso llevo haciéndolo desde que me funcionan las manos y nunca nadie me dio una medalla por ello.
 Que eso seguiré haciéndolo siempre, hasta que se me caigan los dedos, y posiblemente con ganas renovadas cuando me aleje de tanto falso sentimiento de superioridad que anda suelto por ahí.

Debería dejar de dar consejos, de ayudar a la gente.
"Qué buena profesora serías" dicen con fingida admiración.

¿Y tú? Serías la peor alumna de todas, pues no hay peor aprendiz que aquel que se guarda los conocimientos para si mismo, si es que en algún momento pensó que podría aprender algo más de lo que ya sabía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Susurros al oido...