domingo, 26 de diciembre de 2010

Y en estas noches de invierno, me recojo en mí misma, y me hundo en la oscuridad de la habitación.
Rebusco entre papeles y libretas y recupero sensaciones pasadas.
Me meto en la cama con la bata puesta y miro de reojo el mimbre de la mesita.
Revuelvo aún más el primer cajón, en busca de algun tesoro que sigue perdido, por que no lo recuerdo.
Busco las diferencias entre los Picapiedra de las sábanas y engaño al despertador prometiéndole que mañana me despertaré mucho más temprano.
Observo cómo la luz de la cocina se corta en el primer pilar del pasillo y mientras me doy cuenta de que eso es lo que más seguridad me da en el mundo, escucho la misma canción de forma infinita.
Me hago daño, me curo, me recrimino y le recrimino al mundo, sonrío y, sólo a veces, me quedo dormida sin querer.
Escupo todo el dolor que se pudre en mis pulmones, que se posa como la nicotina.
Me hago, deshago, rehago, y me abrazo a todos los peluches que puedo.

Me escondo entre las mantas y pienso en ti, en ellas, en los que fuimos y en los que seremos.
En qué tiene sentido, y en qué lo perdió hace tiempo.
Me agarro fuerte, que se me lleva el viento...

Jum... (sonido de la cabeza de Nabila dándole vueltas a las cosas...)

Bona nit!

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Susurros al oido...