sábado, 30 de mayo de 2009

Sí, duele mucho.

Cuando todo es una mierda, cuando te entran ganas de morirte de melancolía, cuando tienes miedo de que todo el mundo te odie y en el más absurdo de los fondos te da exactamente igual. Cuando ya no tienes fuerzas aunque quieras para salir a flote.
Cuando te irías a otra ciudad, a otro mundo, y empezarías de 0. Sientes que todo en lo que has creido no vale para nada. Sientes, sobretodo sientes, te destruyes, te autodestruyes por dentro mientras quieres que el corazón se te pare. Se te caen las lágrimas, los mocos y ya no te queda ni voz.
Cuando te hincharías a pegar puñetazos a tanta gente que te asustas de ver la satisfacción que te produce pensarlo.
Cuando quieres dormirte y no puedes por que el trabajo se te acumula. Cuando quieres que todo esto acabe, y que pasen los años o que, por dios, vuelvan atrás. Cuando te gustaría echarle en cara a todo el mundo todo lo que ha hecho MAL en tu vida mientras son ellos los que se cabrean por auténticas gilipolleces. Y desde luego nadie, NADIE entiende nada. Como si hablaramos distintos idiomas, como si viniéramos de países distintos. Te encantaría mirarle a los ojos y sentir que le duele doble que a ti, y decir ¿pero te duele?
Cuando desearías que mil millones de personas te pidieran perdón y porsupuesto, no te sientes egoísta por ello.
Cuando quieres ser MALA, pero mala de verdad.
Cuando te preguntas ¿quién inventó el verbo doler? o mejor ¿quién inventó esta mierda de palabras que no reproducen ni una milésima parte de lo que sientes?
Cuando doler no es pregunta, ni negación, nisiquiera una puta ironía. Es una afirmación como una maldita catedral.
Y todo es justificable para todo el mundo, MENOS PARA TI.
Y lo peor de todo ¿sabes qué es? Que la vida sigue, y a todo el mundo le da igual todo lo anterior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Susurros al oido...