domingo, 24 de mayo de 2009

Aspiraré profundamente y soltaré el aire a poquitos, saboreando, mientras pienso donde puedo ir a comprarme un helado. Y justo en el penúltimo mordisco (porque yo voy así, a mordiscos por la vida) seré plenamente consciente de la gratificante llegada de las vacaciones, de mis vacaciones, mis ansiadas y esperadas vacaciones, las dulces vacaciones de todos los dulces (o amargos) adolescentes que este año dejan atrás ocho meses intensos en muchos aspectos.
Y una vez despejada mi cara de los inevitables manchurrones del óleo, quedar con mis amigos, emborracharme y no volver a casa hasta la madrugada.

¡Si vuelvo!

Porque quizás no he podido esperar y me he cogido un avión hacia una ciudad grande, like New York.



"Y si seguimos con el plan establecido
nos cansaremos al ratito de empezar...
Probablemente no encontremos el camino,
pero nos sobrarán las ganas de volar...Nuestras ganas de volar..."








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