viernes, 30 de junio de 2017

Será cierto que hay heridas que no se curan nunca, como decía Frodo.
Años me dijeron, y en un huequito de mi alma pensé que se esfumaría en un parpadeo de tus ojos de miel, aunque asintiera de cara al mundo.
Plantaste en mi tantas cosas y la melancolía echó raíces fuertes que se hundieron para abrir las grietas en los días de verano y de invierno.
Y me escondo aquí, donde no me ve nadie. Y así siento que si escribo pasará. Sigo echando capas gruesas de cemento a esta espiga, para que se haga fuerte y aguante... y a cada ventisca se cimbrea y duele, duele de manera tan incomprensible que no sé qué hacer.

A veces, creo que a veces y no siempre, pienso que no sé quién eres.  A veces debería reconciliarme conmigo misma y saber quién soy.

Jamás conocí oscuridad más incomprendida que la queda en tus fotos en aquel puerto. Y no es negro odio ni negro pena.... juraría que es aborrecimiento.
Quisiera ser tus ganas de comerte el mundo. Quisiera que dejaras de ser las mías.
Quisiera....



Mierda.

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