Todo esto le apreta la garganta.
La presiona hasta que siente una angustia debajo de los ojos, difícil de explicar.
Difícil de aceptar, que no es de aquí, y no es de allí, por mucho que intente convencerse de lo contrario.
Está asqueada de todo, incluso de lo que más necesita ahora.
No consigue entender las cosas, o las ha entendido ya tan bien que sólo le producen desasosiego. A veces se siente bien, pero le meterieron la idea de que nada es para siempre por la boca, a base de hacer fuerza.
No sirve para esto ni para aquello, y el mundo gira, o está demasiado quieto, o vaya mierda de mundo, qué sabe ella.
No quiere dar pena, ni lástima, ni nada.
Y es que ahora mismo sólo le apetece desaparecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Susurros al oido...